Pent House Altaire 36 tiene una composición basada en su programa arquitectónico en el que su geometría se basa en la proporción y la ortogonalidad extiende ejes paralelos y perpendiculares hacia el área principal: un jardín central que organiza las vistas y la circulación a través de una imagen contemplativa de la Ciudad de México.
Este espacio divide el proyecto en 2 áreas diferentes: pública y privada. Ambos convergen en un impresionante vestíbulo de entrada cubierto con placas de mármol kassama que enmarcan los ascensores. Un sencillo sistema de tabiques divide este primer módulo entre el ático y una pequeña oficina. La luz natural proviene del jardín central y de una gran terraza.
La solución de materiales responde a una integración del espacio con su función; se colocaron mármoles, pisos de madera y paneles de fibrocemento sobre superficies planas y propuestas volumétricas que distinguen el uso de cada habitación definiéndolos sólo a través del uso de texturas y sombras.
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Los pasillos de comunicación están libres de adornos que permiten alojar un único elemento escultórico: dos alas talladas en resina que enmarcan la alegoría de un efecto emocional. Este elemento conduce al área social de la familia, la sala familiar, que funciona como un semi-privado informal donde se utilizan paneles de mármol gris de madera y fibrocemento para enunciar un espacio monocromático compuesto por acentos de escala de grises y nogales. El salón-comedor, sutilmente dividido por un elemento multifuncional, se resuelve con vistas panorámicas que, junto con el mobiliario y los acabados, consiguen una progresión de tonos grises creando un ambiente sobrio y elegante.
La sección privada consta de 4 habitaciones para la privacidad familiar: una habitación principal, dos habitaciones secundarias y una sala de juegos. La sala principal tiene un diseño que combina exclusividad, elegancia y simplicidad. Donde el mobiliario responde a diferentes actividades y la chimenea complementa el ambiente donde la madera se combina con el color champán y los tonos grises.
Los dos dormitorios secundarios son módulos rectangulares que desplazan el vestidor, el baño y la zona principal. La particularidad de estos dos espacios destaca en la solución de los baños; espacios interiores no contiguos a la fachada, que se abren a la habitación con una ventana formada por persianas, que iluminan el espacio y enmarcan la vista de la fachada.
Una última sala favorece la integración familiar creando una sala de juegos con un perímetro de estantería y acabados lisos con volúmenes resueltos en el mismo material, lo que provoca un juego de luces y sombras por la sencillez de los materiales.
Así es como los arquitectos de Serrano Monjaraz lograron una vez más un proyecto elegante y contemporáneo cuidando todos los detalles, ofreciendo a sus habitantes espacios armoniosos y funcionales.